viernes, 9 de diciembre de 2016

DIÁLOGO DE DIVERSOS


El conversatorio. 
Bajo la sumilla “inclusión, participación política y democracia”, la ONPE convocó el reciente martes 29 de noviembre, a dialogar sobre este tema a diversos grupos que experimentamos vulneración de nuestros derechos o restricciones en nuestra participación.
Los grupos presentes, personas con discapacidad, afrodescendientes, comunidades indígenas y ciudadanos LGBTIQ.
Pese a la diversidad que particulariza varias de nuestras demandas, reafirmamos nuestro interés de hacer abordajes conjuntos y alcanzar a la ONPE derroteros que orienten mejor sus intervenciones.

Participación política y derecho a la ciudadanía de las personas con discapacidad. 
Teniendo en cuenta que la ONPE es uno de los componentes del sistema electoral peruano responsable de los procesos electorales, el primer desafío era plantear el problema y poner los candados para evitar que como es tradición, las causas sean atribuidas a las dificultades para caminar, a la ceguera, a los problemas de audición entre otras características de los electores con discapacidad, en lugar de al desempeño institucional y al diseño de tendencia excluyente de los procesos electorales.

Uno de los casos que nos permitió darle carne y hueso a situaciones que a pesar del trabajo realizado siguen siendo comunes fue la experiencia descrita por el ciudadano (usuario de silla de ruedas), José Ísola:
“…Movieron mi mesa al segundo piso y como el voto es electrónico no pudieron traer el material para votar. Me dieron una constancia de asistencia para que yo tramite mi holograma ante la RENIEC…”
Durante el proceso de segunda vuelta, varias mesas de electores con movilidad restringida que en primera vuelta estuvieron ubicadas en primer piso fueron reubicadas inconvenientemente en segundo piso.
Así la ausencia de un equipo de contingencia que alcance soluciones apropiadas y oportunas a situaciones de transgresión, como el inadecuado tratamiento de la información recogida a través de los cuestionarios de empadronamiento para electores con discapacidad, se hizo evidente y configuró nuestra primera gran demanda.

En tanto evaluábamos como una mala práctica y como un peligroso retroceso que se desnaturalice la administración de la constancia de asistencia o cualquier otro recurso para justificar la inaccesibilidad o cualquier otra omisión que impida a las personas con discapacidad ejercer su derecho al voto, la segunda demanda es la efectiva incorporación de contenidos informativos en las intervenciones y paquetes formativos de todas las líneas de educación electoral.

El pan nuestro.
Más allá de la participación, la representación y la democracia. Urge reformular los mecanismos de representación de nuestros colectivos puesto que sin la participación de todos nosotros ¡no hay democracia!


Esperanza Villafuerte T.





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